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¿Eres un líder indispensable?

Escrito por Joan Carles Vilà Sala en .

La frase “nadie es indispensable” circunscrita en el ámbito laboral siempre me ha llamado la atención; la he oído repetidas veces y “en parte” estoy de acuerdo pues los profesionales pueden “sustituirse” y esto todos lo hemos visto; en cambio, hay algunos profesionales (una pequeña minoría respecto del global) que cuando por un motivo u otro han dejado una empresa o proyecto, el vacío que han ocasionado ha sido tan enorme como el de un “agujero negro”, imposibilitando a sus sucesores mantener los anteriores estándares en los ámbitos de la calidad, de los resultados o de las personas.

Ante el actual entorno, altamente competitivo y con “legiones” de profesionales sumamente homogéneos, estamos abocados a “digerir” una nueva selección “Darwiniana” dentro de cualquier entorno homogéneo y saturado: “quien no se distingue se extingue”, por tanto creo interesante “repensarnos” para afrontar este nuevo entorno 2.0 con las “adaptaciones” necesarias que nos garanticen en los próximos años una existencia profesional estimulante, con sentido y con evidente aportación de valor.

Una clave para ello es “diferenciarse” de nuestra “competencia” (ya sea de dentro o fuera de nuestra empresa) por medio de nuestro talento con el objetivo de hacernos “indispensables” y, de paso, conseguir extraer de nosotros mismos nuestra “mejor versión”.

Yo sinceramente pienso que quien dijo “nadie es indispensable” en el fondo era un mediocre; alguien que pensaría que cualquier ser humano es reemplazable como un pendrive o los auriculares del móvil o que posiblemente no “sabía” reconocer el talento o que no lo valoraba o que sencillamente (seguramente) no lo había conocido. Considero que es todo un desafío conseguir ser “indispensable” para nuestra empresa, equipo o cliente y que ello es perfectamente legítimo y compatible con todas las buenas prácticas que de un profesional se esperan (me refiero a unos valores sólidos y positivos y unas relaciones armónicas con el entorno). Por tanto, una primera reflexión que planteo es:

¿Cuánto tiempo dedicas a reflexionar de qué manera puedes ser “indispensable” en tu puesto? ¿Quiénes son las personas “clave” (decisores) y qué acciones generas en ellas para que te puedan ver o te vean como “indispensable”?

Como he comentado anteriormente, hay una minoría de profesionales “auténticamente indispensables” y sencillamente no se pueden reemplazar (o al menos en muchos casos no se ha podido); yo mismo he visto algunas “salidas” o “perdidas” de determinados directores y ese proyecto, departamento o empresa lo ha acusado enormemente siendo incapaces de conseguir “llenar el vacío” que han dejado, ya sea por su experiencia, carisma, talante, conocimiento o por todo a la vez; no obstante, lo que me interesa en este artículo no es generar un debate… sino encontrar respuestas a diferentes preguntas:

¿Qué valor “diferencial” aportas tú en tu profesión para ser visto como “indispensable” por tu empresa, tu jefe, tu equipo, tus pares o tus clientes?

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 Para mí esta es una pregunta a día de hoy “indispensable” para convertirte en “indispensable”; por tanto, si descubres la respuesta (sí ya sé que no es fácil…) y diseñas una estrategia adecuada, ello puede garantizarte buenos resultados en los próximos años.
Para dar salida a esta pregunta puedes conseguirlo al menos de dos formas:

Introspección

Reflexionar acerca de qué valoran de ti tus jefes. ¿Cuáles han sido los motivos por los que has sido promocionado? ¿Por qué te escogen a ti para determinado proyecto y no a otro? ¿Qué les aportas tú que otros homólogos tuyos no les proporcionan o lo hacen pero en menor medida? ¿Qué te hace distinto y a la vez aporta valor? Algunas de estas preguntas puedes hacértelas también respecto de otros colectivos como tu equipo, tus clientes, etc.

Pedir Feedback

Preguntar directamente a dichos jefes, pares, equipo, clientes, etc. que es lo que ven en ti. Esa será una valiosa información, y si encima consigues el “premio” o sea, “averiguar” por qué te ven “indispensable” tanto mejor. Un aspecto curioso es que muchas veces nuestros “dones” son prácticamente innatos y tenemos tendencia a no verlos o a no valorarlos pues “han estado siempre allí” o no los hemos desarrollado de forma reglada. En este caso me refiero a “don” como “cualidad o capacidad especial de cierta relevancia para conseguir algo y que además nos distingue ante otros que no lo tienen”.

Otra pregunta… ¿Qué conocimientos serán necesarios en tu profesión en la actual coyuntura (presta especial atención a lo de “actual coyuntura”)?

  • ¿Qué necesidades tiene tu sector, tu empresa o tu departamento actualmente o a un año vista? ¿Cómo se está preparando la competencia? ¿Lo que ocurre o prevés que ocurrirá en tu sector ha pasado ya en otros sectores o en otros países?
  • ¿Cómo sabes que son esas necesidades y no otras? ¿Cómo puedes verificarlo?
  • ¿Qué beneficios te aportará poseer en la medida de tus posibilidades esos conocimientos o experiencias?
  • ¿Cómo puedes conseguirlos?
  • ¿Cuánto tiempo le estás dedicando o le vas a dedicar a estas actividades en tu día a día?

Obviamente si tienes la creencia de que “nadie es indispensable” será más difícil intentar serlo y quizá pierdas la gran oportunidad de desafiarte a ti mismo.
Cuando hace años leí a Stephen Covey (autor del best seller “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”), el profesor ya decía que toda victoria “pública o exterior” viene precedida de una victoria “privada o interna” y estoy completamente de acuerdo en que “nos construimos desde dentro hacia fuera”; por tanto considero que una de las grandes batallas que libraremos cuando miremos “dentro nuestro” es la de “aceptarnos” y será difícil que lo consigamos si no empezamos a mirarnos de forma apreciativa; por tanto necesitamos poner “hilo a la aguja” en la “travesía del desierto” que comporta conocernos; apoyándonos en nuestra fortalezas y mejorando nuestra debilidades para finalmente “aceptarnos” que es algo así como “querernos”.
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Habitualmente en los cursos que imparto pregunto a los participantes sobre las 2 o 3 cosas en las que sean “muy buenos” o sea, “superiores a la media” y no es fácil que me contesten a la primera, de forma rápida y con convicción, es más, a veces después de titubear inician la frase con un “creo” y con cierta inseguridad o incomodidad en su discurso y también en el resto de su comunicación no verbal (incluso hay profesionales que dicen que “eso hay que preguntárselo a los demás”); yo considero que “la opinión de los demás” es muy importante, pero no tanto para “anular” la nuestra. En cambio, esa misma persona que tiene dificultad para verbalizar sus fortalezas, en una charla informal y frecuentemente “pública”, es capaz de explicar sin ningún problema ni rubor y con todo lujo de detalles “lo malo que es” en el inglés, en las nuevas tecnologías, en las presentaciones en público, o en cualquier otra actividad profesional. Pienso que “esto no puede ser bueno” y también pienso que está asociado a nuestro pasado que ha fomentado una mirada “deficitaria” centrada en “lo que no tenemos” en vez de “apreciativa” o sea, centrada en lo que sí tenemos y en seguir buscando incansablemente nuestros talentos (sin olvidar lo que necesitamos mejorar…).
Opino que ha llegado el momento que tanto en nuestra relación con nosotros mismos como en las relaciones que tenemos con los demás nos hagamos esta pregunta: ¿los comentarios que hago de mí en público y los que me digo a mi mismo en privado están “a mi favor” o “están en mi contra”? y actuar en consecuencia en función del objetivo que nos hayamos planteado.
Para convertirte en “indispensable” necesitas ser tú mismo tu mayor valedor y aliado y solo de esta forma te ganarás el respeto de ti mismo para que luego seas respetado y valorado por los otros y quizá con arduo trabajo te conviertas en un profesional “indispensable”.

Una última pregunta… ¿Qué habilidades o fortalezas albergas que puedan hacer de ti alguien “indispensable” en la actual coyuntura (presta especial atención a lo de “actual coyuntura”?

Hay veces que en los cursos también formulo la siguiente pregunta…
“Imagina que el CEO de tu empresa viene de visita a tu filial captando profesionales para el más ilusionante proyecto que se ha hecho en esta empresa y te pregunta: ¿Qué habilidad tienes tú (sólo una) que seas “indispensable” para mí de cara a garantizar el éxito del nuevo proyecto, o sea, por qué “reclutarte” a ti y no a otro?” (tienes 15 segundos para convencerme)…
Hay profesionales que dicen: “sé escuchar” o “mi compromiso” o el “trabajo en equipo”, etc. Estoy completamente de acuerdo que esas cualidades son excelentes y muy necesarias; no obstante, creo que no serán suficientemente “seductoras” si queremos “posicionarnos” como profesionales “indispensables”. En mi opinión estas cualidades son como “el valor del soldado en la guerra cuando aún no ha entrado en combate”, o sea, “se le supone”. El nuevo entorno, genera nuevas demandas y son estas en las que deberíamos centrarnos si queremos ser “indispensables”.
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Algunas de estas “nuevas cualidades” necesarias en un mundo en el cual todo sucede rápido y hay abundancia de situaciones nuevas, complejas e inciertas requiere “posicionarse profesionalmente” de una forma distinta al siglo XX. Algunas cualidades que pueden hacerte “indispensable en un entorno 2.0” son… “agente de cambio” (no sólo me adapto al cambio sino que soy catalizador de este y lo anticipo y lo promuevo), o “creativo e innovador” (doy soluciones rápidas, originales, alternativas y rentables), o soy “ágil relacionalmente” (o sea ser un networker “premium” con amplios, variados y potentes contactos que no sólo se influir, sino que lo hago más rápido que el resto) o soy “ágil aprendiendo” (autodidacta que sabe que debe aprender cuando nadie sabe qué hacer y que también lo hago antes que los demás); si observamos algunos de estos ejemplos, estas fortalezas que muestro tienen que ver con este nuevo hábitat: el cambio, la búsqueda de soluciones para “nuevos” desafíos, el tener una nutrida red de contactos diversos que nos aporten esa información o contactos que nos hacen falta, la velocidad “aprendiendo” o “influyendo” (siempre para llegar antes que los demás).
Este “nuevo entorno” empieza a mostrarnos “nuevas reglas del juego” y no sólo demanda hacer cosas “nuevas” y que estén “bien hechas” y encima “a la primera” sino que también sean de forma “rápida” (recordad que ya no es sólo que el pez “grande” que se come al “pequeño” sino también “el rápido” se come al “lento”.
Bien, ya para terminar quiero compartir una frase: el otro día escuché por la radio alguien (siento no recordar su nombre) que decía: “en la vida de todo ser humano hay dos momentos clave: uno es cuando nacemos y el otro cuando despertamos”; espero que este artículo provoque en ti algún tipo de “despertar” y ojalá generes alguna “acción” que te convierta en “indispensable” profesionalmente.

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